Explorar lo invisible
Pensar la Educación como la fluidez del Agua…
Es la mitad de la noche y me encuentro viajando en un micro de vuelta a casa. Tengo la compu en la falda y escribo estas líneas mientras mi temperatura intenta acomodarse al oscilamiento de la calefacción del vehículo. Pasamos de un frió tremendo a un calor asfixiante. Este viernes viajamos a facilitar a Puan, un pueblo con una laguna hermosa y una dietética que hace comida vegana. La gente es especialmente amorosa, y disfrutamos la estadía plenamente a pesar del cansancio del viaje.
Me toco facilitar un encuentro con directivos de escuelas públicas primarias y secundarias. Como facilitadora mi intención es crear con ellos un espacio para poder comprehender cómo nuestras habilidades socio-emocionales (nuestro mundo invisible), las relaciones que conformamos y el contexto que habitamos tienen incidencia directa sobre los procesos de aprendizaje de todos los actores educativos. Empezamos por la observación ya que es el punto de entrada de nuestra participación, de nuestra contribución a los contextos que transitamos. El solo acto de observar cambia lo que es observado. Las cualidades de nuestra observación tienen la capacidad de limitar o de desplegar el potencial de una situación. Observar sin juicio nos permite percibir el sentido propio de cada situación sin tanta interferencia de nuestras experiencias personales previas. Aprendimos a leer las situaciones sociales haciéndonos responsables de nuestra participación en ellas. Comprehender nuestro papel en las situaciones sociales que vivimos nos habilita a intervenir en ellas adecuadamente.
El proceso de aprendizaje es un camino hacia el desarrollo, hacia el devenir a ser. Es un acto creativo que nos revela nuevos aspectos del mundo. Mientras mas crece mi entendimiento, más devela el mundo sobre sí. Sucede en relación, como dice la escritora Linda Hogan:
“Caminando. Estoy escuchando un camino más profundo. De repente, todos mis antepasados están detrás de mí. Quédate quieto, dicen. Mira y escucha. Tú eres el resultado del amor de miles ”.
Somos el resultado de las relaciones que nos atraviesan, de las experiencias que tenemos, del mundo que habitamos; pero además de lo que hacemos con ello. El aprendizaje es un viaje hacia uno mismo, cada uno de nosotros trae algo único al mundo. Su contribución hace toda la diferencia, esta es la forma de expresarnos. En el momento presente construimos futuro, si estamos condicionados y actuamos de forma automática perdemos la posibilidad de que ese futuro esté alineado a nuestro propósito. Perdemos la capacidad de escuchar que es lo que ese momento necesita de mi y ya no podemos responder adecuadamente.
Reflexiono sobre esa tarde mientras mis ojos siguen una gota de humedad que recorre la ventana del micro de arriba-abajo. Mi mente comienza a divagar… estoy cansada… y pienso sobre el agua y todas sus formas. Me gusta la nieve, me gusta el rio, me gusta el mar y el océano, me gustan los charcos y la lluvia. Recuerdo que Margaret Wheatley (1999) escribe en su libro “Leadership and the New Science” sobre el aprendizaje que le brinda observar la corriente de un rio, la capacidad que tiene para adaptarse, para cambiar sus formas según la necesidad del momento, dejar que el poder del río cambie y arme nuevas formas para en definitiva fluir, estar en movimiento. El agua responde a la ley de gravedad, al llamado del océano. Sus formas cambian y se transforman pero su propósito sigue siendo el mismo. Las estructuras emergen pero solamente como soluciones temporales a las necesidades de ese momento, estas formas son facilitadoras y no actúan como interferencia. El agua al encontrarse con una roca por ejemplo toma formas diversas, sino no existirían las Cataratas del Iguazú (Argentina), el Cañón del Sumidero (México) o La Gruta del Lago Azul (Brasil).
Estas imágenes rondan en mi cabeza me llevan a imaginar una educación que tenga las cualidades del agua, su propósito es aprender lo que es ser humano en toda su expresión, es un viaje de cada uno hacía su propio ser. Así como expresa Roger L. Simon (1987) en “Empaworment as a Pedagogy of Posibility”:
“ … tanto nuestro problema actual como nuestro proyecto futuro deberían ser
una práctica educativa cuyo propósito fundamental sea expandir lo que es ser humano y contribuir al establecimiento de una comunidad justa y compasiva; dentro del cual un proyecto de posibilidad se convierte en el principio rector de orden social.”
Encontrar formas momentáneas que cumplan con esta misión dentro del proceso educativo nos ayudaría a cumplir con su propósito y el de cada uno de nosotros…quizá una escuela, quizá una comunidad de aprendizaje, quizá un retiro en la naturaleza, quizá parejas pedagógicas, quizá círculos de mateada, quizá, quizá, quizá. Es muy interesante ver que últimamente en el sistema educativo, ya a nivel mundial, los roles se han invertido y las formas físicas dominan por sobre las misiones, los propósitos y el aprendizaje. Todo aquello invisible que tiene el poder de manifestar en la vida real una estructura física queda por momentos supeditado a viejas estructuras que ya no cumplen su propósito. Nos apegamos a ellas y tardamos años, a veces décadas en cambiarlas.
Las formas están al servicio del propósito, no al revés.
¿Que paso? ¿Cuando nos confundimos y pensamos que la vida externa gobierna nuestra vida interna? ¿Cuando dejamos de creer que nuestro mundo interno y nuestro mundo externo están intrínsecamente interconectados? Somos seres con el poder de crear, y esta capacidad viene a través de nuestra vida interna para expresarse en nuestra vida externa. Si cambia nuestra observación, como pensamos y cómo sentimos, cambia el mundo alrededor. Si entendemos nuestros procesos internos, nuestro comportamiento se vuelve más efectivo. La invitación es explorar aquello que es invisible a los ojos, las fuerzas formativas. Explorar aquello que conforma nuestra identidad y su expresión en los contextos que habitamos. Pero además la invitación es a aquietar la mente y a escuchar… ¿qué es lo que la vida pide de mi? ¿Qué es lo que este proceso de aprendizaje necesita? Las estructuras son transitorias, tienen la posibilidad de cambiar si es necesario. Solo si soltamos y confiamos en nuestra capacidad creativa y la necesidad innata que tenemos por aprender podremos transformar el sistema educativo como lo conocemos hasta el momento.
“ Cuando no comprendemos nuestro involucramiento con los fenómenos con los cuales trabajamos, no somos capaces de servir a aquellos fenómenos de forma apropiada y que promueva el desarrollo. Lo que vale para afuera también vale para adentro. Si queremos intervenir de forma responsable, reconociendo los patrones subyacentes que forman el latido de las situaciones sociales que vivimos, entonces precisamos involucrarnos con las prácticas de auto reflexión, pues al vivenciar dichos patrones dentro de nosotros mismos es que experimentamos su fuerza. La reflexión está en el centro de la práctica profesional del desarrollo social, es el motor del despertar.”
Allan Kaplan
Pero para ello, necesitamos comprender cuál es nuestro involucramiento en la construcción de un sistema que hoy está en crisis, desde lo visible pero fundamentalmente desde lo invisible. ¿Cómo lo alimentamos? Wheatley (1999) describe que el cambio es posible únicamente cuando el organismo encuentra que esta es la única manera de sobrevivir. El caos es necesario para encontrar un nuevo orden, que esté alineado a las necesidades del propósito del sistema. Si no cambiamos nos rigidizamos, perdemos vida. El sistema educativo está teniendo dificultades para cumplir con su propósito. Volvamos a la fuente, volvamos a crear para que la educación tome nuevas formas, quizá algo más livianas y transitorias.
Pensemos la educación con las cualidades del agua, con su movimiento, con su fluidez, con su humildad, con su fuerza. La práctica educativa está al servicio del aprendizaje, de la expresión humana. El aprendizaje sucede en relación con otros, sucede en comunidad. Escuchemos activamente desde donde surge la necesidad, que forma necesita para potenciar el aprendizaje de todos los involucrados. Escuchemos activamente donde suceden los aprendizajes más significativos. Animémonos a salir de la escuela para aprender. Exploremos lo invisible…
Kaplan, A. (2002). Development practitioners and social process: Artists of the invisible. London: Pluto Press.
Simon, R. I. (1987). Empowerment as a pedagogy of possibility. Language Arts, 64(4), 370–382.
Wheatley, M.J., 1994. Leadership and the new science: Learning about organization from an orderly universe. Berrett-Koehler Publishers, Inc., 155 Montgomery Street, San Francisco, CA.